Es posible que al hablar de emprendimiento nos venga a la mente una persona joven que quiere abrir un negocio novedoso, relacionado con las nuevas tecnologías o algo muy chic. Sin embargo, emprender no es algo exclusivo de la gente joven. De hecho es algo que pocos jóvenes hacen. Emprender es algo que puede hacerse en cualquier momento de la vida y que implica hacer algo nuevo. Reinventarse, también.
En el terreno laboral es muy fácil tener esa necesidad acuciante de reinventarse o emprender en nuevas empresas. Abrir un nuevo negocio o cambiar de empleo es algo más que habitual aunque no siempre sea una decisión personal. Existen sectores y edades en las que cambiar el rumbo de la carrera laboral puede resultar aterrador. La sola idea de enfrentarse a un nuevo reto, a un cambio tan grande, puede conllevar alguna crisis personal poco deseable. Dentro del mundo empresarial, a nivel ejecutivo existe una figura que permite a los altos cargos cambiar su posición (da igual el motivo) por una profesión igual, pero diferente: el interim manager como los socios de QMT, ejecutivos externos profesionales y con dilatada experiencia, al servicio de empresas o entidades que requieren de ejecutivos de alto nivel para asuntos puntuales.
A consecuencia de los cambios que viene impulsando la transformación digital, se van originando nuevos modelos de trabajo que requieren de mayor flexibilidad, donde los profesionales pueden desarrollar su labor anytime o anywhere e incluso de forma simultanea para varias empresas u organizaciones. Una de estas nuevas fórmulas de empleo es la citada figura del interim manager, el empleo ideal para profesionales sénior que pasan de los cincuenta y quieren dar un giro a su labor empresarial. Esta figura, se corresponde con la de un profesional que se incorpora a tiempo completo o parcial mediante un contrato de prestación de servicios, tratándose de profesionales con una dilatada experiencia en puestos directivos, con objeto de realizar una labor concreta dentro de la empresa, teniendo establecidos previamente los objetivos, el horizonte temporal y la dedicación necesaria.
Esta alternativa laboral es la más adecuada para los profesionales de entre cincuenta y sesenta y cinco años, ya que se requiere de un perfil con mucha experiencia en su categoría.
No se trata de un trabajo temporal
Evidentemente las ETT no son para los altos ejecutivos, eso queda para otro perfiles laborales. Sin embargo, a consecuencia del carácter disruptivo de este perfil profesional cada vez más demandado, existe una cierta confusión sobre su naturaleza y cabe la duda de si se trata de un trabajo temporal, de consultoría u outsourcing.
Debemos distinguir entre lo que se considera un trabajo temporal que es una relación laboral que permite gestionar la temporalidad de los contratos a través de las empresas autorizadas al efecto, es decir, las ETTs. Estas empresas, al amparo de la ley, ponen a disposición de una empresa, mediante una relación contractual, los trabajadores requeridos para cubrir las necesidades temporales de las empresas.
Por el contrario, un interim manager, supone una contratación de un know-how y dotes de capacidad directiva para la empresa que lo contrate. Un trabajo temporal cubre la temporalidad de un puesto que existe en la empresa, generalmente con personal de menor cualificación, aunque pueda utilizarse para llevar a cabo una preselección.
Un interim no implica una contratación laboral, ya que en la mayoría de las ocasiones, se lleva a cabo una relación mercantil que es la modalidad que prefieren estos profesionales. El trabajo temporal implica que exista una relación laboral entre la empresa de trabajo temporal y el trabajador por ley. Suponiendo una cesión de la mano de obra, estando regulada por ley, mientras que el interim es un servicio externo con la finalidad de aportar mayor capacidad directiva.
Mientras que el trabajo temporal requiere una dirección y control por parte de la empresa sobre la operativa a ejecutar y los resultados obtenidos por el contratado, el interim pacta un objetivo con la empresa pero tanto la dirección como el control de la operativa corren por su cuenta.
Si pensamos en su parecido con un servicio de consultoría, comprobamos que la consultoría, se basa en la realización de un análisis y el posterior diagnóstico que se hace en una empresa o departamento de la misma. El resultado de la consultoría, conlleva una serie de recomendaciones dirigidas a solucionar los problemas o necesidades que se detectan tras el análisis, pero no conlleva la implementación de las mismas de forma operativa o ejecutiva. Eso sigue correspondiendo a la empresa.
Siendo esta la principal diferencia entre consultoría e interim que, en la estructura de su trabajo cuenta con una primera fase de consultoría para determinar las necesidades y problemas de la empresa, así como para conocerla. Sin embargo, la tarea para la que se le contrata es ejecutar la implementación del plan de acción pactado en base a ese análisis inicial y el diagnóstico resultante. Su función es finalmente la de solucionar o minimizar la problemática o la necesidad concreta de la empresa, puesto que su experiencia le ha puesto en dichas situaciones con anterioridad.
Tampoco es outsourcing
Muchos no saben que saben lo que es el outsourcing. La externalización de servicios está a la orden del día, se ha integrado tanto en las empresas y entidades que ni siquiera reparamos en su existencia. No obstante, este proceso mediante el que una compañía, empresa u organización, tras identificar una parte de su operativa que podría rendir más en su productividad y optimizarla, involucrando a terceros, está presente en prácticamente todos los sectores. Estas subcontratas se llevan a cabo para que los contratados ejecuten la tarea o actividad correspondiente de forma especializada. Es decir, las empresas contratantes, delegan una serie de actividades o funciones a empresas externas que cuentan con personal especializado en esas labores, de tal manera que se aumente la producción, se acceda a mejores tecnologías o se abaraten costes dentro de la propia empresa. Es el caso de los servicios de limpieza, catering o seguridad, por citar algunos ejemplos. El objetivo del outsourcing es externalizar los procesos que no aportan valor a la empresa y pueden ser realizados de manera más optimizadas por expertos en los mismos.
Entonces, aunque el interim es un profesional especializado que va a optimizar algunos procesos de la empresa, no es un servicio de externalización. Un interim es un profesional con dotes directivas y capacidades concretas para ayudar o ejecutar en la empresa una función determinada, que cuenta con una serie de objetivos concretos y previamente establecidos y conlleva una estrategia con impacto directo sobre la cuenta de resultados de la empresa.
Lo cierto es que la figura del interim manager es relativamente nueva y para muchos, todavía es una desconocida. Salvo que te muevas en el mundo empresarial, estos profesionales no son habituales. Aun así, su relevancia gana puestos continuamente debido a la experiencia que aporta a las empresas. Es cada vez más habitual contratar los servicios de un interim para cubrir puestos directivos y cargos ejecutivos de alto nivel cuando uno de la plantilla causa baja o la empresa necesita la objetividad del profesional y las soluciones que aporta esa objetividad.
Por otro lado, esta figura sirve para lidiar con los graves efectos que conlleva la pérdida del puesto de empleo de estos profesionales tan especializados. Gracias a la creación de este perfil profesional, es posible mostrar como una situación tan poco grata como el paro, hace que la necesidad se transforme en virtud y se desarrollen nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo personal y profesional. Cuando un ejecutivo sénior pierde su empleo por la razón que sea, puede reinventarse y emprender en el camino del interim manager. Poner su experiencia al servicio de otras empresas que necesiten sus conocimientos y capacidades es una excelente alternativa para seguir avanzando personal y profesionalmente.
Para concluir, podemos decir que la figura del interim, consiste en la incorporación de manera temporal en una empresa de un profesional especializado en las áreas de negocio concretas para desarrollar una misión de nivel ejecutivo contando con una serie de objetivos bien definidos, dentro de un tiempo establecido. Se trata de una contratación de un servicio profesional externo sin vinculación con la plantilla de la empresa. Este profesional analiza y diseña soluciones, con la misión de ejecutar las acciones que sean necesarias para lograr alcanzar los objetivos establecidos.
El perfil profesional que debe tener un interim es el de directivo con al menos doce años de experiencia profesional. Dicha experiencia debe estar contrastada en los puestos directivos de su área de competencia, a la vez que debe estar actualizado en lo que a prácticas de desempeño respecta, acostumbrado a la dirección y gestión de los procesos de cambio dentro de un entorno empresarial exigente y variado. Debe poseer dotes de mando y capacidad de liderazgo, estrategia y una visión global de la empresa. Por supuesto, debe estar preparado para trabajar bajo presión y orientado a objetivos. Todas estas características, se adquieren con el esfuerzo, el trabajo y la experiencia que conceden los años, lo que hacen de este tipo de profesionales una figura esencial para las empresas.