Esta es una de las preguntas que nos hacemos los propietarios cuando queremos reformar nuestro piso. ¿Vamos reformando las habitaciones poco a poco, primero la cocina y cuando podamos el baño, o lo hacemos todo de una vez? La respuesta parece evidente. Todo depende del dinero que te quieras gastar. Es preciso detenerse un momento y valorar las opciones antes de tomar una decisión.
Los técnicos del Grupo Navitec, una empresa de Pamplona especializada en reformas, nos cuentan que con las reformas integrales se consigue coordinar todos los profesionales que van a trabajar en la obra, obteniendo un resultado más satisfactorio para el cliente.
La idea de la reforma la tenemos nosotros en la cabeza. Sabemos cómo queremos que quede nuestra casa. Siempre es recomendable hablar con un arquitecto antes, para asegurarnos que se puede llevar a cabo. Él, también, nos hará sugerencias para que el proyecto se adapte a nuestros gustos y necesidades.
Si ya nos cuesta que una cuadrilla de albañiles o un fontanero entiendan lo que queremos hacer, imagínate si tú, personalmente, tienes que coordinar a varios profesionales de diferentes ramos para reformar tu casa.
Aunque esté dividida en habitaciones, la casa es una unidad. Quieres que exista una coherencia entre las distintas dependencias. Que haya una sintonía estética. Y sobre todo, que la casa cubra tus necesidades. Que en ella puedas vivir cómo quieras y hacer las cosas que te gustan.
Esto, a veces, te obliga a estar encima de los operarios. Acometer una reforma integral facilita que tu casa quede como quieres. Todos los trabajos se hacen de forma coordinada. Como si estuvieran en una fábrica. Como si entre todos estuvieran construyendo un barco o un avión que ha sido previamente encargado.
Acometer una reforma por partes es como si un año haces el casco del buque y al año siguiente te pones con la cubierta. Un trabajo de nunca acabar.
También es cierto que, a veces, tan solo necesitas reformar una habitación de la casa. Ampliar el salón porque se te ha quedado pequeño. Cambiar los sanitarios del baño porque te resultan inoperativos. La bañera ocupa mucho espacio y apenas ni la usas, sueles ducharte. Ampliar la cocina, para poder cocinar a gusto.
Todas estas son cosas que debes meditar detenidamente antes de acometer la reforma. De todos modos, como no queremos precipitarnos, vamos a ver, antes, los pros y los contras de las reformas parciales y las integrales.
Reformas parciales.
La web de La Escuela de Postgrado de Ingeniería y Arquitectura, acreditada por la Universidad Internacional Alfonso III, el Magno, señala que las reformas parciales obstaculizan menos la vida habitual de los habitantes de la casa. En estas reformas se efectúan acciones concretas en habitaciones determinadas. Esto significa que la familia puede seguir habitando la vivienda mientras se efectúan las obras.
Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. En cuanto a los beneficios, cabe destacar que con estas reformas consigues adaptar una habitación, en muy poco tiempo, a unas circunstancias determinadas. El ejemplo más habitual es la reforma del baño. El cambio de una bañera por un plato de ducha. Los habitantes de la casa se han hecho mayores y no ven seguro tener que saltar cada mañana la pared de la bañera para ducharse. Por otro lado, los agentes inmobiliarios destacan que las reformas parciales revalorizan el valor de una vivienda si tenemos en mente venderla.
Debemos ser conscientes que reformar una vivienda por partes, siempre nos va a resultar más caro, que hacerlo todo de una vez. Es cierto que el pago es fragmentado, que la factura de la reforma parcial es menor, pero si sumamos todo el dinero que nos hemos ido gastando en reformar el hogar, nos hubiera salido más barato si hubiéramos hecho una reforma integral.
En ocasiones, cuando la familia se mete a reformar el baño o la cocina, dependencias imprescindibles para la vida diaria, se hace complicada la convivencia. Por tanto, aunque no lo tenía previsto, se ven obligados a trasladarse a otra vivienda el tiempo que duren las obras. Otras veces, dejar una obra a medias en una dependencia de la casa, nos impide acometer la reforma de otra parte que nos resulta necesaria.
Por eso, algunas veces, vale la pena pedir un crédito al banco y acometer la reforma integral de nuestro hogar.
Reformas integrales.
Las reformas integrales suponen un desembolso superior en el pago de la obra. Todo el trabajo se abona de una sola vez. También es cierto que existen métodos para financiarlo.
Cuando acometes la reforma integral, debes abandonar tu casa el tiempo que dure la obra. Cuando regresas a ella es como si te encontraras una casa nueva, como si estuvieras de estreno. Las reformas integrales poseen una serie de características que las hacen especialmente atractivas.
Lo más importante de todo es la planificación. Todos los cambios que queremos efectuar están reflejados en un proyecto. Aquí es fundamental que exista un perfecto entendimiento entre el propietario de la casa y el arquitecto o contratista que hemos contratado para realizar la obra. También es necesario que haya una comunicación fluida entre ambos. Que el propietario de la vivienda permanezca informado en todo momento del progreso de la obra.
El propietario del inmueble está en contacto con el responsable de la reforma. Él es el director de orquesta. No tiene que estar pendiente del escayolista, del fontanero, del electricista, del pintor… Es precisamente la coordinación entre los diferentes gremios que intervienen en la obra, lo que hace que la reforma sea más efectiva. Al tener toda la vivienda disponible, se pueden hacer diferentes tareas simultáneamente, haciendo que el trabajo sea más eficiente y rápido.
Otro de los beneficios de las reformas integrales es que, por lo general, la empresa de reformas se encarga de solicitar todos los permisos administrativos necesarios para efectuar la obra. El propietario no tiene que solicitar ninguna licencia ni tramitar ningún papel en el ayuntamiento. Se limita únicamente a encargar y pagar el trabajo. La empresa de reformas se preocupa de todo lo demás.
Arrendamiento por permuta.
Sacándolo a colación con el tema de las reformas, quería comentar un artículo que el otro día leí en el periódico El País que, como mínimo, me parece curioso. Se titula: “Usted me reforma la vivienda y yo se la alquilo gratis.” Habla de los alquileres por permuta, no muy frecuentes en España, pero que son una práctica habitual en algunos países europeos como Francia y Reino Unido. Con este procedimiento se consigue actualizar viviendas desocupadas que se encuentran en mal estado. Sobre todo, en las grandes ciudades.
Todos sabernos lo acuciante que es el tema de la vivienda. Al mismo tiempo, somos conscientes de que existen pisos desocupados que se van deteriorando en condiciones de abandono. Al ceder estos inmuebles a otras personas, a cambio de que nos los reformen, transformamos un bien olvidado en un activo económico. Esta reforma puede repercutir en el precio del alquiler una vez haya acabado el contrato.
En Europa, lo que se hace con estas prácticas, es que al inquilino se le reduce el precio del alquiler o se le dan varios meses de carencia, a cambio de que acometa la reforma. No es obligatorio que el morador reforme el inmueble con sus manos. Puede invertir el dinero que pagaría de alquiler en contratar a profesionales para hacer habitable la vivienda.
En España aún podemos encontrar pisos en alquiler en el que los propietarios ofrecen un mes de carencia a cambio de pintar el piso, por ejemplo. Pero no se acostumbra a que sea el inquilino el que asuma una reforma de cierta envergadura.
Lo que sí es habitual es reformar las viviendas antes de alquilarlas. Aquí el propietario debe hacer un estudio pormenorizado. No por gastarse mucho dinero en la reforma, va a aumentar el precio del alquiler. Al contrario, puede resultar una inversión difícil de amortizar, en la que el propietario pierda dinero.
En España, el precio de los alquileres viene determinado fundamentalmente por la ubicación del inmueble. Esto hace que no exista tanta diferencia entre un piso amueblado y otro vacío. O que un piso antiguo, situado en el centro de una ciudad, se alquile casi al mismo precio que una vivienda de nueva construcción.
Para que una vivienda se pueda alquilar debe ser mínimamente habitable. Esto significa que debe tener un baño en condiciones de uso, una cocina equipada con lo básico y debe estar en condiciones para que el inquilino pueda contratar los suministros esenciales: agua, electricidad, gas e internet.
Por lo demás, para dar una buena impresión y que sea más fácil alquilarlo, es interesante que las paredes estén recién pintadas y que los cerramientos tengan una cierta calidad, que no presenten fugas de aire. El resto de las reformas son secundarias, a no ser que estemos hablando de un alquiler turístico tipo Airbnb.
Hemos intentado darte argumentos para que sopeses qué te conviene más. ¿Una reforma integral o una parcial? Ahora te toca a ti tomar la decisión. Esperamos que sea provechosa. Recuerda que tu vivienda es para disfrutarla.